miércoles, 6 de enero de 2010

El inconfundible sabor de una Quilmes



Ingenioso, pero, al remitir a los orígenes de su nombre la campaña de este verano de la cerveza Quilmes invita, sin obviamente quererlo, a revisar porque una Quilmes se llama así.
Claro, si en el siglo XVII luego del levantamiento de Felipe Calchaquí los Quilmes que sobrevivieron a la guerra y a los suicidios masivos no hubieran sido obligados a caminar 1200 Km desde Tucumán hasta una reducción improvisada en las orillas del Rio de la Plata la cerveza podría haberse llamado de cualquier otra manera. Pero no por nada la infame reducción se llamaba Santa Cruz de los Quilmes.

Allí acierta la propaganda porque si de violencia, racismo, pillaje, humillación y genocidio se trata una Quilmes podría haber sido una Diaguita, una Kolla, una Mapuche, una Tehuelche, una Comechingones, una Chiriguano, una Mataco, una Toba, una Tupi Guaraní, una Ona y todas tendrían el inconfundible sabor al saqueo a la apropiación ilegítima y a una Nación que tiene una deuda sin saldar con su historia.

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